Hawaiian Temple |
23
de febrero:
A punto de cumplir una semana en el camping necesitábamos saber lo que decidiría el manager, ya que de no permitirnos acampar otra
semana, tendríamos que buscar desesperadamente un sitio donde dormir
y claro... tremendamente económico, porque el dinero se iba
acabando. Alex se acercó a la recepción a preguntarle a la anciana
recepcionista por nuestra continuidad en el camping y la tipa seguía
diciendo que tenía que preguntarle al manager, que regresara más
tarde. ¿Más tarde que cuándo, Señora? ¿Casi una semana que
estábamos y aún tenía que preguntárselo? Yo le esperaba tirada en
la tienda con un horrible dolor de barriga mientras él regresaba dos
veces más a preguntar lo mismo, hasta que la vieja le dijo que no
podía contactar con el tal manager y que mañana, nos diría algo.
Puf… mañana; luego los guiris
se quejan de que esa frase es típica de España. Pasado el mediodía
fuimos hasta el norte a pasar el día en la playa hasta que atardeció
y al volver a Malaekahana, Alex dejó la tabla en el camping y fuimos
pedaleando a visitar el templo hawaiano de Laie. Dicen que el
universo te ofrece únicamente lo que necesitas y no lo que tu ego
desea. Pide y se te concederá. No? A veces, solo es cuestión de
probarlo.
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