Coral Gardens |
2 de Febrero: Nos despertamos sobre las 8 y algo, junto con un fuerte viento. El día anterior, en algún momento paramos en el Boss Frog’s de Lahaina, para alquilar nuestros snorkel por 1 semana y 7$ más c/u, para hacer el viaje a Molokini el día de hoy. Tratando de descifrar cómo estaría el clima desde el camping, porque el horizonte se veía de un denso color gris eléctrico, levantamos nuestros dedos al mejor estilo Cocodrilo Dundee pero pensamos que mejor sería acercarnos hasta el Ma’alaea Harbour, para encontrarnos con… nadie; perder 0,50$ para llamar a… nadie, y que finalmente nadie, nos pudiera confirmar si el barco salía, o no. Buscando un lugar donde desayunar y protegernos de la lluvia, dimos vueltas por las tiendas del puerto y encaramos al coche, hacia Kihei para aparcar al 2000 de South Kihei Rd. donde nos ofrecían un súper desayuno de huevos, bacon, patatas y otro gratis, gracias a un cupón de las revistas que suelo recolectar. Llegamos y vimos que nos esperaba una larga cola junto a una lista, donde debíamos apuntarnos, ya que la oferta terminaba en media hora. Pasamos de la cola, compramos chorradas en el ABC y la espera la hicimos en el puerto, dentro del coche hasta que se hicieron las 12 del mediodía; hora de la partenza de nuestra barca.
Fuimos hasta el amarre de Frogman II, completamos y firmamos los formularios, donde nos informaban sobre los peligros de estar en alta mar, pidiendo nuestra conformidad de responsabilidad al hacer este tipo de excursiones. A la 1 ya zarpábamos, cambiando el rumbo porque según la explicación del Capitán, con viento norte debíamos ir hasta Coral Gardens para hacer snorkel en vez de a Molokini. Grr…. pero ya estábamos allí por solo 7$ cada uno y tampoco podía estar tan mal. A media hora de lenta travesía, anclaron y nos zambullimos todos con gafas y patas de rana que nos dieron ellos mismos, a ver fondos de coral amarillo, rosa, azul y peces de diferentes colores, pero el frío comenzó a circular por mi cuerpo en plan escalofríos, aún sumergida en las templadas aguas del Pacífico. Volví al catamarán para secarme y recuperar un poco el calor, pero Alex se quedó y al poco tiempo, me avisaba que estaba viendo una tortuga marina de cerca; dudé en hacerlo porque no confiaba en que fuera verdad lo que me decía, pero volví a zambullirme para lograr verla como buceaba, moviéndose lentamente, flotando en el mismo fondo del mar sin prisa, subiendo poco a poco hasta la superficie, para asomar su cabecita unos momentos, volver a hundirse y continuar su camino, alejándose en la profundidad del océano y de mi vista.
Volvimos al catamarán, nos quedamos sin comer hot-dogs (porque había que pagarlos) y de regreso al puerto de Ma’alaea, nos montamos en el coche para ir directo al Wal Mart de Kahului y comprar comida; conseguimos dentro de aquella inmensa nave industrial algo que nos ahorraría bastante dinero en comida, tiempo y también, nos proporcionaría comodidad: un hornillo por solo 20$ que funcionaba con mini bombonas de propano, que tampoco estaban nada mal de precio. Fue una buena adquisición porque en el camping de Olowalu, no estaba permitido hacer fuego y el beach park más cercano con barbacoa, estaba en Lahaina. Al llegar nuestro vecino Brian “el rengo” muy amablemente nos prestó una mesa para instalar nuestra nueva cocina, donde Alex preparó a fuego lento, un picante y pegajoso arroz con chilli.
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